Desde que en el año 2011 la asociación internacional Environmental Partnership Association comenzara a celebrar el concurso de “Árbol Europeo del Año” (como continuación del popular concurso “Árbol del Año” celebrado desde hace mucho tiempo en la República Checa), ningún ejemplar español ha conseguido alzarse con el galardón. En la edición de 2016 puede que el Árbol Europeo del Año sea burgalés, ya que el singular Pino-Roble de Canicosa de la Sierra ha sido elegido mediante votación popular en las redes sociales como el representante español del concurso a través de la ONG “Bosques sin Fronteras”, que colabora con los organizadores en la fase nacional del mismo.
El objetivo de “Árbol Europeo del Año” es destacar los árboles singulares y longevos como un importante patrimonio natural y cultural que se debe apreciar y proteger. Según los organizadores, en el Árbol Europeo del Año, a diferencia de otros concursos, no es tan importante la belleza, el tamaño o la edad de los ejemplares sino la historia y la conexión con los habitantes de su entorno. Por ello su principal objetivo es identificar a los árboles que se han convertido en una parte integrante de la comunidad en su sentido más amplio.
Todos los años participan en el concurso cientos de miles de personas con sus votos y el número de países participantes ha aumentado de los 5 originales a los 15 actuales (República Checa, Bélgica, Bulgaria, Inglaterra, Estonia, Francia, Alemania, Hungría, Irlanda, Irlanda del Norte, Polonia, Escocia, Eslovaquia, España y Gales). La ONG Bosques sin Fronteras, colaborador en la fase nacional del concurso, seleccionó a finales del año 2015 al Pino-Roble de Canicosa de la Sierra como representante español para la edición 2016 del concurso, una vez finalizado el recuento de votos emitidos a través de usuarios de las redes sociales. En una dehesa de roble cercana a Canicosa, se encuentra este insólito modelo de convivencia arbórea que fue bautizado como pino-roble. En una oquedad del antiguo roble, germinó y enraizó una semilla de pino albar, que ha ido desarrollándose en su interior con el paso del tiempo y acelerando la decrepitud del árbol que lo acogió, cuyo tronco va quedando rasgado.